Con solo 24 años y sin ninguna formación en hostelería, Nuri se puso al frente de los fogones del Bar Núria, en el barrio de Poblenou. Todo lo que sabía de cocina lo había aprendido de su madre y su abuela.

El comedor era cosa de su marido, Jordi. Él era el encargado de atender a los clientes, aunque a Nuri siempre le gustaba asomarse a conversar con ellos.

60 años después, recuperamos su alma en la Rambla del Poblenou para alabar la cocina de siempre y homenajear los inicios de la Familia Nuri.